Ene
8
2015

La succión digital y las maloculsiones

Muelas juicioMuchos nos preguntáis acerca de los hábitos orales de vuestros hijos y de sus consecuencias en su crecimiento y en el desarrollo de maloclusiones. Por ello, en esta entrada del blog vamos a hablaros de uno muy frecuente: la succión digital o chuparse el dedo.

Chuparse el pulgar es un reflejo natural en los niños. Los bebés pueden sentirse seguros y contentos cuando se chupan el pulgar, los dedos, un chupete u otro objeto, que pueden ayudarles a conocer su mundo.

Los niños pequeños también pueden chuparse para calmarse y ayudarles a dormir.

Sin embargo, cuando aparecen los dientes permanentes, la costumbre de chuparse el pulgar puede causar problemas en el buen desarrollo de la boca y la adaptación de los dientes. También puede causar cambios en el paladar. Los chupetes pueden ejercer esencialmente el mismo efecto en los dientes que chuparse los dedos y el pulgar, pero suele ser un hábito más fácil de romper.

La intensidad de la costumbre es un factor que determina si existen problemas dentales o no como resultado. Los niños que se meten el pulgar en la boca pasivamente, tienen menos probabilidades de tener dificultades que los que succionan el pulgar enérgicamente.

Por regla general, los niños dejan de succionar el dedo espontáneamente entre los dos y cuatro años de edad. Sin embargo, si el hábito persiste en el tiempo es recomendable ayudar al niño a eliminar esta costumbre.

Aquí dejamos algunos consejos que pueden ayudar a los niños a romper con la costumbre de chuparse el pulgar:

  • Elogie a su hijo por no succionar.
  • A menudo los niños se chupan el pulgar cuando se sienten inseguros o necesitan ganar en comodidad. Céntrese en corregir la causa de la ansiedad y proporcionar consuelo para su hijo.
  • En caso de un niño algo mayor, implíquele en la elección del método para romper con la costumbre.
  • Elabore una estrategia junto con su hijo con diferentes metas en el tiempo (una semana, un mes, tres meses…) y pequeñas recompensas en cada hito.
  • El dentista puede ofrecer ánimo a su hijo y explicar lo que podría suceder con los dientes si no deja de chuparse el pulgar.

Si los consejos anteriores no funcionan, recuérdele al niño su hábito vendándole el pulgar o poniéndole un calcetín en la mano por la noche. El ortodoncista también podría ayudar con el uso de pequeños topes o aparatos que incomoden al niño en el momento de chupar el pulgar.

Con un poco de paciencia y mucho cariño, en la mayoría de los casos podremos controlar este hábito y evitar alteraciones en el futuro.

Fuente: Mouthhealthy.

 

Deja tu comentario

Debes estar logueado para publicar comentarios.